Cómo crear cursos útiles de psicología
Para nunca más intentar vender cursos que no interesan.
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En este post te compartiré 5 pautas súper valiosas para crear cursos útiles de temas de psicología, basándome en mis apuntes del libro Write useful books, de Rob Fitzpatrick, con comentarios de mi cosecha personal.
Debo decir que me pareció un libro brillante y que (literalmente) no tiene desperdicio (de hecho, el autor explica cómo escribir un libro que no tenga desperdicio) y, aunque está orientado a eso, a escribir libros, pienso que aplica perfecto también para crear todo tipo de formaciones y, en concreto, cursos útiles de temas de psicología.
Siempre útil, nunca inútil
Hago énfasis en el concepto de curso útil porque, escúchame:
Hay muchos cursos y talleres de psicología en el mercado que no se venden bien, en parte, porque son muy poco útiles.
Muy académicos, muy teóricos, muy ambiguos, muy generales.
Que son súper interesantísimos... para la persona que los creó.
Y aquí podemos entrar en un dilema: ¿debes enseñar lo que quieres enseñar o lo que las personas quieren aprender?
Yo lo tengo claro:
Para que tu proyecto de psicología funcione como un negocio (un emprendimiento, un trabajo independiente o como prefieras llamarle) tiene que autofinanciarse.
Tienes que lograr que el proyecto tenga ingresos suficientes para asegurar su propia vida.
Y para que no tengas que buscar otra fuente de ingresos (o para dejar las otras que ya tienes y no te gustan).
Entonces:
Para asegurar la vida de tu proyecto necesitamos que el dinerito entre a tu cuenta bancaria. Mientras más, mejor.
¿He dicho "mientras más, mejor"? ¿Soy una frívola y superficial amante del dinero? Sí. No.
Pero mientras más recursos entren a tu cuenta bancaria, podrás:
Pagarte un sueldo suficiente que te aleje de Malévolas Oportunidades Laborales que se roban tu alma de 9 a 5 PM.
Pagarle el sueldo a más personas que serán felices trabajando contigo.
Pagar mejores herramientas digitales (o no digitales) para ofrecer un servicio óptimo.
Pagarte esos cursos maravillosos que deseas con pasión y que le darán un plus a tu CV.
Delegar tus Odiosas Tareas de Marketing para que tú te enfoques en lo que de verdad disfrutas.
Y más.
Así que, si me preguntas a mí, te diré esto: mientras más dinero entre a la cuenta bancaria de tu proyecto, mejor.
¿A costa de lo que sea? Pues tampoco.
Afortunadamente o no, tú y yo tenemos una ética profesional que nos impide vender lo que sea a costa de lo que sea.
En fin:
Mi misión con esta newsletter es ayudarte a que entre a la cuenta bancaria de tu proyecto la mayor cantidad posible de dinero.
(Sí, bajo estándares éticos, sin burnout y todas esas letras chiquitas que hacen tu proyecto más amable contigo y con tus clientes).
Dicho esto:
Si tienes la intención de vender cursos o talleres, necesitamos que tus cursos o talleres no solo sean interesantes para ti.
Necesitamos ardientemente que miles de personas pudieran estar ardientemente interesadas en lo que quieres enseñar.
Que vean el nombre, que vean el temario, que vean la oferta, y digan: ohmygod, yo NECESITO esto en mi vida.
Spoiler: un curso que se ve aburrido, teórico, ambiguo, general… muy difícilmente emociona y por lo tanto muy difícilmente se vende.
Así que sí: necesitas aprender a crear cursos útiles y vendibles.
Y por eso he preparado este post.
Cómo crear cursos útiles de psicología
(Basado en el libro Write useful books, de Rob Fitzpatrick, con añadidos míos).
Pauta 1: Piensa a quién quieres alejar de tu curso
Escribe con mucha claridad cuál es la promesa de tu curso, para que las personas puedan decidir que NO lo necesitan. Puede ser contraintuitivo querer alejar a los clientes potenciales, pero escucha esto: hasta el mejor curso puede tener muy malas reseñas si es comprado por las personas incorrectas.
No solo necesitamos atraer a las personas correctas, sino alejar a las incorrectas.
Crear el mejor curso para TODOS es imposible. Necesitas diseñar el mejor curso posible para un tipo específico de “alguien”. Lo cual nos lleva a diseñar una promesa muy específica y útil para un grupo de personas que atraviesan problemas concretos.
Pauta 2: Queremos menos “meh” y más “wow”
No intentes incluir en tu curso un montón de información que le sirva a diferentes tipos de personas. Eso puede llevarte a resultados “meh” para todos y “wow” para nadie.
“Cada apartado que amarán los novatos, aburrirá a los expertos”, dice Rob, y viceversa. ¿Para qué nivel está pensado tu taller? ¿Cuál es el enfoque? ¿Qué problemas específicos están experimentando en su vida tus alumnas?
“Mucho mejor amado por alguien que ignorado por todos”.
¿Un truquito extra?
Haz una versión “base” de tu curso y véndela a diferentes perfiles de clientes en cada edición. Ejemplo: Un curso de manejo del estrés basado en la Terapia Maravillosa X, con ediciones especiales para: oficinistas, emprendedores, mamás, cuidadores, deportistas, etcétera.
Pauta 3: Mejora tu curso antes de crearlo
Un error común de psicólogxs de habla hispana (y seguro de otros idiomas también, pero mi experiencia es 100% hispana):
Crean el curso en secreto, sin compartirlo con nadie, y una vez que lo lanzan comienzan a enterarse de si es algo que las personas quieren aprender.
En muchos casos, la respuesta es no, y no porque el tema del curso sea “malo”, sino por la forma en la que está planteado.
Resultado: mucho tiempo (incluso dinero) perdido, mucha frustración y poco dinerito en la cuenta bancaria del proyecto.
Para evitar esta tragedia, la solución es muy simple: habla con la gente.
Hay dos tipos de conversaciones que puedes tener con las personas:
Tipo 1: Conversaciones para escuchar y entender lo que tus alumnos quieren aprender, y así pulir tu empatía hacia ellos (para refinar tu enfoque o tema).
Tipo 2: Conversaciones para enseñar o ayudar (para refinar tu temario).
Pega un post it cerca de ti con esta frase:
Escuchar y enseñar son una parte esencial del proceso de creación de tu curso.
Conversar con las personas adecuadas te ayudará a conocer los problemas que jamás habías imaginado que tenían. Deja que narren sus propios problemas, en sus propias palabras. Y graba, toma nota, apunta.
Es necesario salir de tu mundo de “psicólogx con experiencia” y entrar en sus cabezas para ver el tema desde su perspectiva.
En esta etapa querrás conocer bien a tu gente: cuáles son sus preguntas comunes, sus objeciones, sus preocupaciones, sus confusiones, sus miedos.
¡Ah! Y si nadie quiere hablar contigo sobre tu tema, el desinterés es un insight al que debes prestar atención. Cambia tu enfoque, tu alcance o de plano tu tema.
Pauta 4: Si quieres vender un curso, empieza cuanto antes a enseñar.
Esto es muy obvio pero en la práctica no mucha gente le presta atención:
Necesitas asegurarte de que lo que enseñas es efectivo.
En vez de solo creer que tus consejos e información funcionan, pruébalos. Comprueba que ayudan a gente real y mira cómo funcionan.
A veces, un pequeño cambio en la forma de explicar, un nuevo ejemplo o un ejercicio práctico ayudan a que tu enseñanza pase de estar en la carpeta “info interesante que nunca usaré” a la carpeta “oh, wow, esto me servirá”.
Ayudar a personas a poner en práctica la información derivada de estudios o enfoques terapéuticos te ayudará a entender qué necesitan y en qué orden.
Encontrarás qué ejemplos resuenan con ellos y qué ejercicios funcionan.
Y todo esto te ayudará a mejorar tanto tu temario como tu curso.
En esos primeros ejercicios de enseñanza (en conversaciones, versiones beta de tu curso o charlas gratuitas) toma nota también de:
En qué momentos te ves forzada a improvisar, repetir o reformular.
En qué momentos un alumno está confundido.
Qué preguntas te hacen y en qué momento.
Cuando un alumno no entienda algo, presta atención a esta preciosa señal divina: es una oportunidad de pulir tu formación.
Además, tus conversaciones de enseñanza pueden también curar tu síndrome del impostor, porque te ayudan a confirmar que lo que enseñas funciona.
Pauta 5: Aumenta la tasa de valor por diapositiva
Rob Fitzpatrick habla de la tasa de “valor por página”: la cantidad de piezas de valor (atajos, insights, cositas útiles) por cada página escrita de un libro.
Aplicado al mundo de los cursos, haz esto:
Escribe tu curso completo (o una escaleta muy detallada) y cuenta cuánto “espacio” (palabras, diapositivas, minutos) hay entre una pieza de valor y otra. Este ejercicio te ayuda a quitar introducciones sosas, información de relleno y todo tipo de pelusa innecesaria en tu curso.
Y hasta aquí llegamos por ahora. El libro incluye muchos más consejos, pero aquí lo dejamos por hoy.
Un tip más:
Visualiza tu formación como un producto en proceso. Nunca está terminado, siempre está en alguna de sus versiones. El mercado cambia y siempre hay oportunidad de iterar y pulir. Y esto es una buena noticia, porque no tienes que aspirar a crear el curso perfecto. Simplemente tienes que escuchar, tomar nota y darle a las personas lo que están necesitando hoy.
¡Hasta la próxima semana!
Un abrazo,
Ale
PD. Si este post te ha resultado útil, me emocionaría mucho que lo compartas con tus colegas (solo con los que te caigan bien). ¡Gracias!
PPD. Para aprender técnicas de copywriting que conviertan tu curso en una versión mucho más atractiva y vendible, echa un ojo a este programa.
Que risa con los dibujitos. Información súper valiosa como siempre. Que bueno leerte de vuelta <3